Vagaba por el bosque detrás del río en Chartres por si lograba encontrarlo. Se había perdido. No él. Su cuento. Narraba una historia extraña que podría haber acontecido en un rincón de Mataderos o en Damasco. Recordaba vagamente los personajes, el aire, una escalera, la mujer de nombre Susana y una voz que no tenía que estar ahí. Estaba desorientado en una selva que conocía, pero no tenía idea para qué estaba ahí. De repente surgió una dirección. En Caos tiene que estar mi historia. De un paso salió del río ajedrezado; al segundo, en el bosque donde uno de sus personajes dejó pendiente un jarro con cerveza, sació su sed y pronto, ya en plena estepa de Chubut, leyó en una piedra una inscripción: “En tu cuento vivirás”. Los finales de cuento breve no le gustaban, así que saltó a seguir escribiendo su novela sobre la máquina del tiempo.
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses
3 comentarios:
Muy bueno, meta-recontra-meta-re-ficción-esquizoide-supersónica....
Prefiero eso si perderme en una ráfaga...mirá si la novela es un embole y uno no puede hacer nada con el hastío de una eternidad de letras y tinta china...
Voy a escribir un cuento sobre bebedores de cerveza que dejen olvidadas sus jarras llenas. Y sobre archimillonarios que se olviden talones firmados en blanco en sitios para mí conocidos.
Nunca había pensado en eso, Ranea. Usted despierta todos los sentidos...
Muy buenas ficciones mínimas vuestros comentarios... ¡notables! Gracias porque dan lugar a continuaciones...
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