domingo, 24 de abril de 2011

Fotografia - Daniel Sánchez Bonet


Éramos dos turistas como el resto. Las vacaciones se habían hecho esperar, pero este año llegaron en forma de lujoso crucero. En Eduardo, me fijé nada más verle subir al barco. Muchos creerán que fue una coincidencia, pero tenía la misma cámara de fotos que yo. Quizá era porque compartíamos el mismo gusto, quién sabe.
Antes de tocar tierra, los animadores nos avisaron de que haríamos una última parada: una familia de delfines había decidido hacernos una visita y nadie quiso perderse la posibilidad de captar el momento. El hecho lo merecía. El cielo, no tardó en llenarse de flashes.
Nunca imaginé que los delfines fueran tan fotogénicos y menos aún, que la cámara de Eduardo me estuviera enfocando, justo, cuando le estaba tomando un bello primer plano.

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