—Cosas vederes, Sancho, que non crederes.
—¿A qué se refiere esta vuelta, Don Quijano?
—¡Al gigante Fukushima, hombre! ¿Acaso no lee los diarios?
—¡Otra vez con los gigantes? ¿No escarmentó usted?
—Este es peor que los gigantes que tú llamas molinos. Al menos, aquesos revoleaban sus brazos para atacar y defenderse. Este posee –dicen– armas más poderosas que mi casco de Mambrino.
—¡Pues sí que desvaría, hombre! ¿De qué habla?
—Radiactividad llaman a su fuerza. Al parecer una radiación invencible. Diz que se tira un cuesco y nos morimos todos, vea.
—Pues espéreme a que termine este cocido madrileño y ya va a ver ese Fukushima y sus pedos de gigante. ¡Esperen a Sancho Panza, esperen! ¡Aquestas sí son radiaciones, o irradiaciones, mortales!
5 comentarios:
Qué buena y qué divertida. Poco nos queda que hacer ante el gigante Fukushima, esperemos que al menos aprendamos la lección.
Enhorabuena por el micro, Héctor.
gigantes, gigantes eran los de antes: estos son monstruos...
muy bueno, Ranea...
Cocido madrileño vs. radioactividad. ¡¡¡Hagan sus apuestas!!!
Don Quijote deberá enfrentar a esos monstruos, entonces. No le queda otra chance... ¡
Gracias, gente!
Muy bueno.
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