Desperdigados junto a la cama hay varios cascos de cerveza y ropa interior femenina. Solo posee un vago recuerdo de como acabó así. Entonces, trata de poner rostro a la morena y desnuda figura que se oculta bajo la colcha café. Pero la evocación de su dorso le intriga. Recuerda haber observado algo peculiar en él. La descubre con cuidado, evitando interrumpir su imperturbable sueño. Su espalda es un tatuado de grafías lineales, el análogo de un laberinto. Entre los infinitos caminos que se perfilan sobre las paredes del galimatías, percibe un matiz. Sigue ese sendero con el dedo índice; al paso del cual, los vellos se alzan como afiladas espinas. Al término del laberinto halla grabadas unas iniciales sobre las que desliza sus dedos; con el mismo ímpetu que si estuviesen grabadas en braille. Tal presión sobre las siglas provoca que, en ese preciso instante, la mujer se desvanezca.
Tomado del blog:http://elblogdeismed.blogspot.com/
1 comentario:
muy poético, me gustó...
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