Todos los caminos conducen a Roma, se dijo Atila, pero no tardó en descubrir que eso no es cierto. Se puso en marcha confiado, sin mirar el mapa y se metió de cabeza en los Campos Cataláunicos, donde el invicto Flavio Aecio le puso una multa por avanzar a contramano y le sacó el registro de conductor.
Sobre el autor: Sergio Gaut vel Hartman
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