MADRIGUERA
Ricardo Juan Benítez
No podía dormir. La rata no lo dejaba. Mejor dicho: las ratas. No las podía ver, pero sabía que se estaban reproduciendo. No bien apagaba las luces comenzaban los ruidos. Esos chillidos. Las patitas rasguñando las paredes. El golpeteo en el cielo raso.
De un salto se levantaba y prendía las luces.
Nada. Silencio.
Él sabía donde estaba el nidal, sólo que tenía terror de enfrentarlo.
No es nada sencillo aceptar que se tiene una madriguera llena de ratas en la cabeza.
Ilustración: Foto de Valencia.
De un salto se levantaba y prendía las luces.
Nada. Silencio.
Él sabía donde estaba el nidal, sólo que tenía terror de enfrentarlo.
No es nada sencillo aceptar que se tiene una madriguera llena de ratas en la cabeza.
Ilustración: Foto de Valencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario