viernes, 8 de abril de 2011

Cruzadas - Héctor Ranea


San Edrín se encontró con su primo hermano, expulsado de las Olimpiadas. San Efedrín, de hecho, había servido bien a los deportistas, pero ahora la curia lo había suspendido por 99 años.
—No te preocupés, primo —le dijo San Edrín—. Como dice el tango, 99 años no es nada.
Desde entonces, a San Efedrín se lo ve eufórico y sin eczemas...

Héctor Ranea

Imagen: "La Quimera", de Gustave Moreau

2 comentarios:

Javier López dijo...

Me dopé con este cuento.
Cortito divertido, D. Ogui.

Ogui dijo...

Es un recuperado de toda una serie de mejores cuentos escritos por el plenario de Heliconia... algunos, creo, fueron a ráfagas. Este quedó con más palabras...