—¿Qué te parece mi nueva religión? —dijo Saulo.
Judah ben David sacudió la cabeza. —No va a andar —sentenció—. Hay demasiadas.
Saulo, hombre irascible si los hubo, golpeó la mesa con el puño con tan mala fortuna que el jarro de vino cayó al suelo.
—¿Así que hay demasiadas? —vociferó—. Resulta que mi mejor amigo es un mala onda del carajo y considera que mi religión no va a funcionar. ¡Gracias!
—Yo no dije…
—Sí, lo dijiste. Y no me voy a tragar tu deslealtad así nomás. Te voy a poner en el libro sagrado, en el peor lugar posible, y la historia te va a recordar como lo que sos, una porquería, una basura, un traidor.
Judah se encogió de hombros, mucho más tranquilo; seguía pensando que la religión de Saulo no iba a funcionar.
5 comentarios:
Desde entonces los escépticos vagamos... Este Saulo, mago del márquetin, nos empaquetó... :)
Y funcionó??
Más que seguidores de esa religión, mucho hombres y mujeres son como Saulo, irascible, vengativo,...
Muchos.
Y el pobre Judas cargó con la mala prensa...
Otra versión de Judas...muy buena!!!
Dicen que a Judas se le reconocía porque dejaba marcas con el pintalabios...
Sergio sorprendiéndonos, como siempre.
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