Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Poco tiempo después, Marilyn Monroe voló a París, condujo un auto de alquiler al sur de Francia y buscó a Vincent van Gogh.
Luego de una apropiada introducción, Marilyn Monroe sacó un paquete de Hostess Twinkies. Los Hostess Twinkies siempre viajan de a pares; al igual que el coyote, el gorila, la ballena asesina y la grulla americana, los Hostess Twinkies se aparean de por vida, había un Twinkie para cada uno de ellos.
Cuando la merienda se acabó, Marilyn Monroe buscó en su costurero, sacó una aguja y un carrete de hilo verde y se puso a coser la oreja de Vincent van Gogh donde pertenecía.
"Ya está," dijo, lamiendo un resto de crema de Twinkie de la comisura de su boca. "Ya está, picarón. Y la próxima vez que quieras cortarte una parte tuya como muestra de afecto deberías tener en cuenta la vieja costumbre judía. Es menos sucia y socialmente más aceptable. No te olvides, orejar es humano, prepuciar es divino."
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