A las seis de la mañana no salió el sol. Ni a las siete, ni a las diez, ni a la una de la tarde. El día corrió lúgubre, alumbrado tan sólo por la generosidad satelital. Pocos salieron. Sólo las putas, los taxistas y los murciélagos se entregaron sin condiciones a la oscuridad interminable. La mayoría esperó en vano a que la luz saliera de nuevo. Pero nada cambiaría. Cansada de que derritiera sus lápices cada amanecer, Nigthwriter había guardado el sol en una caja fuerte que sólo podría abrirse con un halo de la luna.
Tomado de: http://estebandublin.blogspot.com
3 comentarios:
Me gustó mucho este microrrelato, está excelentemente escrito. Una pequeñísima corrección (espero no lo tomes a mal): se escribe "NiGHTwriter" (Profesora de inglés...¡No pude con mi genio!) Nos leemos, M.
Muy bueno. Me gustó
¿Cómo lo voy a tomar a mal, Mariángeles? Buenísimo que me hayas corregido, porque te soy sincero, no me di nunca cuenta del error.
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