miércoles, 27 de mayo de 2009

Palabricidio - Esteban Dublín


Lentamente, una a una se acomodan en una pared cubierta de sangre y, temblando, se ponen en posición. Al frente, Leo levanta su fusil, apunta con detenimiento y, con una tremenda precisión, dispara en el centro de cada una de las condenadas a muerte. En segundos, caen un beso, un secreto, un miedo, una tormenta, un viaje, un delirio, un escalofrío, un final, un adiós, una grieta, una puerta, un ave, un reflejo y una necesidad. Una vez culmina el fusilamiento, Leo deja su arma en el suelo, levanta las palabras asesinadas y las incluye en su nuevo poema.

8 comentarios:

Florieclipse dijo...

Encuentro en este cuento una alegoría que me gusta. Si las palabras mueren, mueren al sentido estricto que se les atribuye por convención. El poeta aniquila la convención y les da una nueva vida.
Igual no iba por ahí, pero me gustan los cuentos donde las palabras son el eje central.

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Si las ficciones a partir de otras ficciones son metaficciones, las ficciones que tienen como protagonistas a las palabras, ¿serán ficciones metasemánticas? ¿Hay algún lingüista en la sala?

Esteban Dublín dijo...

Qué buena pregunta, vel Hartman. ¿Alguien se atreve a contestar?

Florieclipse dijo...

Pese a haberme despachado muchos de los ensayos de San Umberto Eco, Saussure y otros dioses del panteón lingüístico, me declaro incapaz de responder semejante pregunta.

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Aquí hay algo:
http://sammelpunkt.philo.at:8080/1265/1/STALNAKER.pdf

Florieclipse dijo...

Sale un anuncio de archivo no encontrado.

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Entonces pon directamente la palabra "metasemántica" en San Google.

Mariágeles dijo...

Eso de matar las palabras para luego ponerlas por escrito nunca antes lo había escuchado, es la antítesis de lo que se entiende por escribir. Un escritor muy peculiar ese tal Leo (para ser honesta, me da un poquito de impresión),muy interesante la vuelta de tuerca de este microrrelato. Nos seguimos leyendo, M.