domingo, 31 de mayo de 2009

La reconquista - Fabián Casas


Un niño de dos años fue el único capaz de disuadir a los invasores. Cuando el mega-ejecutor alienígena estaba a punto de destrozar a esa pulga morena que se acercaba asomando los pañales por debajo del pantalón corto, el pibe le ofreció un trozo medio comido y algo babeado de su postre preferido: un panqueque. Los megaejecutores se detuvieron. Tras una pausa interminable, levantaron vuelo, olvidándose de la Tierra condenada. Ahí está el pelotudo del padre, orgulloso, hablando por la tele, como si él hubiese tenido algo que ver.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Ahí está el pelotudo del padre, orgulloso, hablando por la tele, como si él hubiese tenido algo que ver."

excelente final.