Mientras la sirena aturde a los transeúntes, el piloto les suplica por megáfono a los automóviles que abran paso. Sus palabras son inentendibles, pero eso no es impedimento para que la solidaridad aparezca repentinamente en los agresivos conductores. Gracias al esfuerzo de movilidad y al altruismo ciudadano, la ambulancia llega rápidamente a su destino. Con prisa, los paramédicos se bajan a atender la urgencia. El primero de ellos toma la palabra y pide el menú del día.
http://estebandublin.blogspot.com/
http://estebandublin.blogspot.com/
1 comentario:
Assim é. Ótimo conto, é como vamos descrer, cada vez mais, uns dos outros.
Publicar un comentario