IMAGINACIÓN
José Ramón Vila (Txerra)
Me acomodé en el sofá. Por fin, un descanso.
Me arranqué la firme intención de escribir las ciento cuarenta y nueve palabras para un Químicamente impuro.
No lo pude evitar, mi desbordante imaginación me dejó a bordo del anacronópete de don Sindulfo García. Juntos viajamos al Paleolítico Medio y observamos de cerca a los Homo neanderthalensis. Pero mi fantasía ya estaba desbocada por completo y, un instante después, me encontré esquivando las naves del Imperio en plena batalla con los jedi. Demasiada tensión. Una fuerte lluvia cae sobre mí. Al borde de la terraza, agachado, se encuentra Roy Batí, el replicante, sujetando a Deckard por la muñeca...
—¡Riiiiiing! ¡Riiiiiing!
El maldito teléfono. Lo dejo sonar hasta que, de nuevo, se hace el silencio.
Miro el reloj; es tarde. Me levanto frustrado porque, una vez más, no se me ha ocurrido nada para Q.I.
Me arranqué la firme intención de escribir las ciento cuarenta y nueve palabras para un Químicamente impuro.
No lo pude evitar, mi desbordante imaginación me dejó a bordo del anacronópete de don Sindulfo García. Juntos viajamos al Paleolítico Medio y observamos de cerca a los Homo neanderthalensis. Pero mi fantasía ya estaba desbocada por completo y, un instante después, me encontré esquivando las naves del Imperio en plena batalla con los jedi. Demasiada tensión. Una fuerte lluvia cae sobre mí. Al borde de la terraza, agachado, se encuentra Roy Batí, el replicante, sujetando a Deckard por la muñeca...
—¡Riiiiiing! ¡Riiiiiing!
El maldito teléfono. Lo dejo sonar hasta que, de nuevo, se hace el silencio.
Miro el reloj; es tarde. Me levanto frustrado porque, una vez más, no se me ha ocurrido nada para Q.I.
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