jueves, 31 de julio de 2008

Borges y Monterroso - Gerardo Horacio Porcayo


BORGES Y MONTERROSO
Gerardo Horacio Porcayo

Y cuando despertó, Augusto Monterroso serguía ahí, a su lado, retorciéndose.
—Fallé en imaginar la eternidad, también algunos de sus tormentos —comentó Borges.
—Lo mismo puede decirse de mí: fallé en fabular literatura y sociedad —contestó, gimiente—. Mírame ahora, reducido a perfeccionar las tareas de Onan, a través de esta pluma, esta máquina de escribir.
—¿Cual fue tu pecado?
—Volverme ícono de los minicuentos. O en Sus palabras: promover la narrativa de eyaculación precoz. Por eso este tormento.

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