CUERPO EXTRAÑO
Jordi Cebrián
Le operaron de un quiste en la muñeca, y cuando volvió a casa sintió que le habían dejado algo dentro, algo metálico, pequeño y esférico que emitía señales. Intentaba palparlo, se rascaba la cicatriz hasta hacerse daño, y el miedo en su interior crecía. Fue al hospital: le hicieron radiografías para mostrarle que no tenía nada, pero ni así les creyó. Confiaba más en sus sentidos que en la ciencia abstracta. Le recetaron tranquilizantes y lo mandaron a casa. Al llegar se los tomaría, con mucho whisky, para ahogar el dolor y poder sacarse el emisor, dijeran lo que dijeran.
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