PREOCUPACIÓN
Olga A. de Linares
No sé cómo el Jefe no toma medidas para acabar con los ataques, las burlas, el sarcasmo revisionista... En resumen, la falta de respeto que esos impuros subversivos evidencian cada dos por tres.
Su inacción me preocupa. ¿Estará demasiado viejo ya?
Antes, no daba tantas vueltas para hacer tronar el escarmiento. Todavía me acuerdo de cómo me hizo sacar del Edén a aquellos dos desvergonzados...
¿Y después? Lo menos que mandaba era un sinfín de plagas y, de última, una buena extinción masiva como la del Diluvio. Pero ahora... nada.
Empiezo a temer que, como muchos de esos dicen, esté dormido, o tan lejos que ni se da por enterado de lo que están haciendo. Pero me niego, rotundamente, a creerle al tal Nietzsche...
3 comentarios:
Shhsss, despacito, Olga. A ver si te escucha. Seguro que a mí me tiene en la mira. Y soy joven todavía.
Yo no tanto, jovencito. Por eso me hago la cocorita, ¿vió? Igual, mire, considerando que el susodicho ni mosquea con tanto... (en fin, complete ud. los puntos suspensivos, una dama no debe decir ciertas cosas)se me ocurre que menos que menos se va a dar por notificado con estas irreverencias. Además, asumo que, en todo caso, debería tener cierto sentido del humor, porque de otro modo no se justifica tanto absurdo dando vueltas por ahí. En fin, igual me hago totalmente responsable del chascarrillo, asi que si cae el rayo fulminador... que sea solo sobre mi cabeza impía, ud. ¡argentino!
Todo cambia, Olga, todo cambia. Seguro que el Jefe, en vez de vernos en directo, se conecta con uno de esos canales donde dan todos los días "la familia Ingalls"
Excelente el cuento!
Pato.
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