PRISIONERO
Luis Solepow
Mi posición era la de un animal enjaulado. Me encaramé sobre la plataforma que se hallaba en un extremo del calabozo y sentí que mi cuerpo vibraba y temblaba. Desde el fondo de mi ser brotó un lamento. El lamento se amplificó hasta convertirse en un bramido. —¡Sáquenme de aquí!
—¡Ayúdenlo! —exclamó Pato.
—Se metió solito —dijo Saurio.
—Sí, ayúdenlo —dijo Olga—. Me encantan sus juegos de palabras.
—Sáquenlo para que pueda seguir esos ejercicios geniales —dijo Ivette.
—Se podría dedicar a escribir otra cosa —refunfuñó Sergio.
—Me parece que el problema —dijo Dorelo, reflexivo—, está en la coordinación entre mente y manos.
—¡Imbéciles! —bramó el Spelux—. ¿Acaso creen que lo dejaré salir gratis?
—¡Yo no soy el ceramista! —aullé; y perdí el sentido.
1 comentario:
¿Y si hacemos una colecta?.
Después vemos si usamos lo recaudado para que lo liberen...
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