CAPRICHOSA
Luisa María García Velasco
Me pidió que me cortara el pelo. Nunca antes había accedido a mutilar así mi identidad, pero la amaba tanto… Sacrifiqué después la barba y la moto (borrar mis tatuajes fue menos doloroso), y como ofrendas posteriores fueron cayendo el tabaco y la cerveza (comenzó a disgustarle el sabor de mis besos), mis colegas de juergas, los ligues pasajeros.
Por sugerencia suya busqué un trabajo fijo. Y al fin me presenté en su casa, rosas en una mano y mi vida en la otra. Estaba acompañada. Una grotesca réplica de mi antiguo yo. Agradeció las flores y pateó mi vida: “Has cambiado, lo siento”. Y miró embobada al otro tipo, que sonreía canalla mientras le manoseaba el culo.
3 comentarios:
Esto demuestra que las mujeres nos aben qué es lo que quieren
Antes de hacer ese tipo de comentario yo trataría de averiguar a qué distancia de mi casa vive la autora. En mi caso nos separa un océano, pero me parece que en tuyo no.
Sergio.
Bueno... ALGUNAS mujeres no saben lo que quieren. Y muchos hombres tampoco. No hay que generalizar. No creo que se trate de una cuestión de género sino de personalidad, de carácter. De todos modos, ya os habréis dado cuenta de que la historia exagera un pelín las cosas para subrayar la comicidad. Espero que al menos os haya hecho sonreir.
Luisa María
PD.: De modo que Dragón de azúcar vive cerca...Hum... Igual nos vemos en la Hispacón, que este año es en Almería, ¿no? ¿os apuntáis? :-)
Publicar un comentario