CINE MUDO
Héctor Ranea
Samuel, relojero precoz en una ciudad de reputación antisemita, plagada de teatros vacíos, reinventó el cinematógrafo a puro ingenio. Gracias a la afición de su madre por la ópera, mediante un mecanismo puso sonido a las imágenes, cosa que nadie le reconoció hasta ahora.
Filmó “El Suplicio de Calibán”, una ópera ignorada de Wagner basada en un inédito de Hugo von Hoffmannsthal. Sus amigos no la aplaudieron, a pesar de su calidad excepcional, probablemente por haber elegido Wagner. Amaba a Iris en secreto y murió filmándola mientras ella besaba a su marido, desnuda.
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