domingo, 6 de julio de 2008

Defensores - Olga A. de Linares


DEFENSORES
Olga A. de Linares

Se convulsionó, y su correosa piel tomó el color de un trozo de carne olvidado fuera de la heladera. Todas las excrecencias fosforescentes se retorcieron como culebras.
Mientras rodaba hacia sus compañeros, expulsó varias unidades nuestras por los múltiples orificios buconasales. Entre aullidos, los alienígenas cayeron al suelo...
¡Un cambio delicioso!
Debo confesar que ustedes, de los que ya conocemos todas las reacciones, nos están resultando un poco aburridos
Entre temblores, los cuerpos globosos se encogieron y resecaron, desapareciendo en fino polvillo ocre. Su nave sufrió idéntico proceso. Nada quedó que dé testimonio de lo ocurrido. Sí, nunca lo sabrán, pero nosotros, los virus gripales, evitamos la invasión... ¡Y la Tierra sigue siendo nuestra!

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