sábado, 12 de julio de 2008

El Judío y el Holandés - Alejandro Carneiro



Ayer me encontré al Judío Errante en la parada del bus. Tiene que llegar a un salón de té de Singapur usando el transporte público. Se ha jugado con el Holandés Errante un té con pastas a que llega antes. Uno viaja por tierra y el otro surca los mares. No es una gran apuesta, pero tampoco es que les importe mucho el premio. Lo importante es llegar primero. Así van matando el aburrimiento de la inmortalidad, siempre crónica. Yo, sin embargo, me lo tomo muy en serio. Aposté un buen pico por el Holandés en Internet y no podía dejar de aprovechar el momento. Así que le di al Judío una somanta de palos que le hizo perder el bus.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La inmortalidad es divertida solo por un rato. Si lo sabré yo.

Anónimo dijo...

Nunca rei tanto con tan pocas palabras,buenisimo.