EL PRÍNCIPE TORPE
Liliana Savoia
El final fue tenebroso. El príncipe, en vez de encontrarla tendida en un claro del bosque rodeada de flores y animalitos, la había descubierto en un ataúd en el que el cristal parecía empañado, lo abrió comprobando que en efecto estaba húmedo por dentro. Buscando a tientas la causa del vapor en un cajón hermético, hizo una ligera presión con las puntas de los dedos en el pecho. La pinchó varias veces y la sometió a todo tipo de pruebas para confirmar si estaba viva, pero la Bella Durmiente no despertó. En ningún momento al príncipe se le ocurrió darle un beso en la boca rosada.
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