domingo, 6 de julio de 2008

Idilio 8 - José Vicente Ortuño


IDILIO 8
José Vicente Ortuño

Una mañana me desperté y encontré a Franz Kafka en el lugar de mi esposa.
—¿Qué hace usted en mi cama? —pregunté crispado.
—Todo el conocimiento —respondió—, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro.
—¿Pero, de qué carajo me está hablando? —gruñí.
—El gesto de amargura del hombre es, con frecuencia, sólo el petrificado azoramiento de un niño —sentenció con calma.
—Estoy harto de despertarme cada día con un desconocido —dije realmente amargado.
—No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives —añadió Kafka, condescendiente.
Cansado de su condescendencia y su olor corporal, lo rocié con insecticida.

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