LA CONVERSACIÓN
Héctor Ranea
No hay como conversar con el gato. Se pueden encontrar soluciones a poemas de Fosco Maraini, por ejemplo, que dejarían la boca abierta aún al gato de Mr. Dodgson. Él, que es pura boca. A veces comento algún pasaje de la Sexta sinfonía de Mahler. Pero lo que más me ha gustado, últimamente, fue recorrer con él las fotos de los viajes. Él narraba cada foto armando una historia. Viajó mucho, mi gato. Me fastidia dormirme en ese trance. Mucho más, despertar de él.
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