LA HISTORIA IMPOSIBLE 4
Gabriel Marquez
Se bajó del colectivo pensando que al llegar a su casa iba a conseguir esa historia.
Abrió la puerta, dio un beso a su mujer, saludó a los perros y se sentó al calor del hogar.
El problema fue que lo único que se le ocurría escribir era digno de Corín Tellado y no de Químicamente impuro... Historias de familias felices y de perros gordos que movían la cola de alegría... No había caso. Por ese lado no iba a conseguir nada.
Lo mejor sería esperar a la noche y los terrores traídos por los mil y un sonidos que en ella se colaban.
Mientras tanto, tenía que pensar en la cena.
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