LEDA
José Luis Zárate
El ave bajó en medio de un sueño. El delicado roce era una realidad que tardó en identificar. Un toque específico, preciso, estremecedor. El cisne deseaba despertarla, pero también despertar su deseo. Ella, que aprovechaba todo lo que el mundo le ofrecía, se entregó a los placeres.
Leda no desperdiciaba nada.
Disfrutó del bello cisne, que no sólo había sido un increíble amante, sino que, tostado, había resultado delicioso.
3 comentarios:
Dicen por ahí que la comida es uno de los más grandes placeres, nunca probé el cisne, pero se me hace que debe saber parecido al pollo...
Saludos
También dicen por ahí, en realidad por el campo,que para amante la oveja. Yo no sé, nunca la probé.Lo juro.
Ay, bandido, a todas las ovejas les dirás lo mismo...
Sergio.
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