PIE
Manuel Buendía
Fue un pie. Desde joven siguió órdenes sin reproche alguno. Cintura y muslo eran amables; pero la pierna se mostró indiferente desde el principio. Más sabía que detrás de todos ellos, era alguien más quien dictaba los mandamientos.
En una ocasión no se pudo mover. Había envejecido. Fue recriminado con terapias de trabajo comunitario, recluido en una clínica para pacientes con atrofia muscular mental y faltó poco para los electrochoques.
Ya repuesto, decidió no seguir así, obedeciendo las órdenes de alguien que ni siquiera le daba la cara.
Esa noche lo planeó..
Se arrastró sutilmente entre las sábanas; el silencio nunca fue turbado. Escaló y escaló hasta que llegó a lo más alto.
Lo último que recuerda es que, como poseído, deshizo la cabeza a puntapiés.
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