domingo, 6 de julio de 2008

Rayo - Héctor Ranea


RAYO
Héctor Ranea

Un dardo invisible desde la nube apunta a miles de cosas. Avanza un peldaño, frenado por lo que deja atrás, apenas iridiscente. Camina siguiendo esa escalera y en cada fase se toma su tiempo para apuntar mejor, cambia destino. Empieza a distinguir detalles de su blanco. Desde algún lugar, miles de dardos suben hacia él atraídos por su carga diferente. Pocos llegan a tocarlo. Cuando se encuentran, nace una luz por un instante más brillante que el Sol, y entre golpes oye un látigo que engendra más luz, más trueno. Los viajes sucesivos ocurren antes de que pueda alguien cerrar los ojos. El rayo lamió la tierra. O el espermatozoide encontró al óvulo.

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