UN PLACER INOCENTE
Diego Zanetti
Informa Darnton que, al preparar un cadáver para enterrarlo, los habitantes de Bali leen veinticuatro horas sin parar. De ese modo, ahuyentan a los demonios que pululan en ese período de vulnerabilidad para las almas. El ritual puede considerarse extraño, siempre y cuando no se descubra que son los propios burócratas del infierno quienes proponen y supervisan esa liturgia. El rumor también dice que ellos mismos intentaron acercar el ritual hacia las metrópolis occidentales. Pero algo los detuvo. “Allí las operaciones de recepción imposibilitan el acceso al conjuro. En esos sitios la lectura ha dejado de ser una actividad subversiva”, explicó el más viejo. Y el resto no se atrevió a contradecirlo.
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