jueves, 4 de septiembre de 2008

Misión - Jorge Márquez Flores


MISIÓN
Jorge Márquez Flores

Abajo todo cambia vertiginosamente, mientras vuelo, rebasando el sonido y haciendo gritar el aire a mi paso. Si tuviera alas, ya se habrían consumido y si mi piel fuera humana, ya sólo quedarían huesos descarnados. Inclusive el
hiperdiamante de mis ojos vibra, emitiendo suaves gemidos. Tras el horizonte nada logro ver, pero no es de noche: el cielo mismo se ha calcinado. Acelero. El aire se ioniza, mi cauda supersónica no provoca solamente truenos, sino que va sembrando relámpagos y traza cicatrices de azules llamas. Pero la velocidad me impide escuchar el estruendo de mi vuelo, o el que adelante me aguarda. Atravieso un doble huracán de fuego y en sus centros —mis destinos— se extiende una calma que no me tranquiliza. He llegado demasiado tarde: Sodoma y Gomorra son sólo cenizas.

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