miércoles, 23 de julio de 2008

(+*+) - Alberto Paz


(+*+)
Alberto Paz

Angustiados corrían los hermanos a través del cerro. Uno de ellos, el más joven y fuerte, cargaba a la abuela en una vieja silla de mimbre atada a su espalda, el otro, quien guiaba el camino, buscaba entre los árboles el sitio que coincidiera con la señal marcada en el mapa (+*+)
Por fin, bajando una vereda junto a la cascada hallaron el lugar. Se acercaron al enorme maguey flanqueado por dos cruces de madera. El hermano mayor apresurado abrió la penca y rascó en su interior con una cuchara hasta sacar gotas de un líquido lechoso. Abriendo con fuerza la mandíbula rígida de la anciana vertieron dicho brebaje; en unos minutos la abuela volvió a ser aquella muchachilla quien regañaba a ese par de grandulones.

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