AMOR
Edgar Omar Avilés
—Ahora estoy segura, mami —dijo la niña, deshecha en llanto—. ¡Dios existe y está lleno de amor!
—¿Y por qué estás tan segura?
—Lo he visto y me platicó del cielo. ¡Es el lugar más maravilloso del universo! —contestó con tal seguridad y con tanta emoción, que su madre no pudo hacer otra cosa sino clavarle el cuchillo con el que picaba cebolla.
La niña era tan pequeña, aún libre de pecados; su realidad tan triste en las calles, en donde pedía monedas; sin duda en poco tiempo empezaría a vender su cuerpo: entonces el esplendoroso cielo y su Dios colmado de amor ya no la aceptarían.
Por su parte, la madre iría al infierno, lo sabía, mientras clavaba por décima vez el cuchillo.
1 comentario:
Yeea jajaja muy muy perro. Chido por la niña. Saludos
Publicar un comentario