APOCALIPSIS, LA RECOMPENSA
José Vicente Ortuño
Los ciento cuarenta y cuatro mil Elegidos caminaban tras el Cordero degollado, con siete cuernos y siete ojos.
—¿Qué va a pasar ahora, Señor? —preguntó un tipo con cara de listillo.
—Como Elegidos que sois —dijo el Cordero, intentando enfocar los siete ojos sobre el bienaventurado—, os corresponde la recompensa por haber sido buenos y fieles.
—¿Cuál será Señor? —preguntó otro—. ¿Recibiremos alas de ángel, nos sentaremos a tu diestra y cantaremos alabanzas durante toda la eternidad?
—No, hijos míos —respondió el Cordero, sujetándose la cornamenta, mareado por mirar con siete ojos a la vez—, recibiréis lo habitual en estos casos, un fin de semana en Benidorm con los gastos pagados.
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