AQUÍ HAY SABIDURÍA
Alberto Chimal
Horas le duró el sueño acerca del número de la Bestia. Cuando despertó, sudorosa y trémula, descubrió que lo recordaba perfectamente. En el vértigo de lo revelarlo, de lo que se sabe espantoso y a la vez irresistible, fue al teléfono y marcó.
A los dos timbrazos le contestó Panfilo Orihuela, en efecto apodado la Bestia en la lejana infancia; ella lo recordaba pues del segundo al sexto de primaria había insistido en asegurarle su amor, meterse lápices en la nariz, escarbarse los dientes con la mano, bajarse los pantalones en el recreo, babear en clase y provocar la burla de todos en el grupo.
—En el fondo, siempre has querido conmigo —le dijo él, seguro, como si nada, por la bocina. Ella (apocalipsis) dudó.
De
Grey.
2 comentarios:
NO SE VALE, ¿por qué este cuento va acompañado de la foto del autor y los demás no? ¿De qué privilegios goza Chimal?
Posque Chimal es mi amigo y sanseacabó... Yo pongo la foto de los que quiero, y las de los feos no las pongo en absoluto, nunca, aunque me sobornen. Y dime si el Alberto no es una preciosura. Ya hay una fila de chicas para aprovecharse de él cuando venga a Buenos Aires en septoembre.
GvH
Publicar un comentario