EL VECINO
Alejandro Carneiro
Fue de camino al desván cuando descubrí que el vecino del quinto era el cruciforme. No lo vi en persona, dios me libre, pero me encontré a su fiel Alfie limpiando con fregona el descansillo ensangrentado. A sus pies, la atenta y numerosa mirada de Ñagc absorbía con deleite cada grumo encarnado. Me dio lástima Alfie. Es difícil observar con frialdad a un peluche manco fregando una matanza. Pero evité mi impulso compasivo alegando prisa por llegar al desván. Sé que si me quedase ayudando mi sangre acabaría formando parte de la viscosidad de Ñagc y el resto de mis despojos sería otra carga de limpieza para Alfie. Me lo confirmaba la cara rasgada del vecino del tercero flotando en el cubo de la fregona.
Ilustración de Pedro Belushi
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