“LA ESPINA, EL ALMA”. COPRODUCCIÓN ARGENTINO-MEXICANA
Ricardo Germán Giorno
Escena final. Un suburbio de Nueva York. En blanco y negro.
—El cotorro está frío, percanta.
—¿Y a mí qué, chingao? Por mí que se te caigan los huevos.
—Sos una mina botona.
—Y tú un hijo de la chingada que la tiene chiquita.
—¿Qué? Soy un rana, andate nomás con ese otario.
—¡Pendejo! Ya quisieras, putito, parecerte tantito a ese cabrón.
—Chau, si te he visto no me acuerdo, me voy a torrar al bulín. Y seguro se cae una naifa bien papuza.
—Simón. ¿Una vieja te va a caer a tu pinchurriento cantón? Que buen chiste.
—Trola.
—Maricón.
FIN
En el cine, los intelectuales senegaleses aplauden de pie.
5 comentarios:
Pues, coño, que no he entendido ni pepa,gilipollas.Que le hubieran puesto subtítulos.
Simplemente, genial...
Mire, Dorelo, usted no me engaña. Detrás de esa supuesta ignorancia se esconde un vampirismo ortodoxo que de seguro alimenta al Ente.
¡Muchas gracias, Titán!
De chiquito me decían "el chupasangre" ¿Tendrá algo que ver?
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