—Usted comprenderá, señor Oswald, que esto requiere de la máxima discreción y profesionalismo.
—Por supuesto.
—La caravana pasará por Plaza Dealey, cerca de donde usted trabaja.
—No se preocupe, señor presidente, está todo planeado a la perfección.
—Gracias. Ya no aguanto más a esa bruja, no veo la hora de sacármela de encima.
—Entiendo.
—No me falle, eh.
—Quédese tranquilo.
Oswald se preparó para el atentado. Limpió su Mannlicher y se acomodó a esperar el paso de la comitiva presidencial. Los autos se acercaban lentamente. Finalmente la tuvo a Jackie en su mira telescópica. Tensó el dedo sobre el gatillo, esperando el momento adecuado. Y estornudó violenta y repetidamente, sin poder controlar su alergia ni su cuerpo.
2 comentarios:
¿Quién iba a decirlo? Si la hubiera aguantado otro poco, igual se la quita de encima el griego.
Excelente...
Nada que ver, no? pero que linda que era Marilyn...
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