lunes, 14 de julio de 2008

Requiem para H.D. - Olga A. de Linares


REQUIEM PARA H.D.
Olga A. de Linares

Todo puede explicarse a partir de un hecho innegable: estaba demasiado hambrienta.
Y el hambre, es bien sabido, fuerza a la gente a hacer cosas que sería incapaz de realizar en otras circunstancias.
No era, desde luego, lo que Lewis esperaba de ella, siempre tan correcta.
De todos modos, en el mundo real, no hubiera sido extraño.
Extraño era haber conversado tanto tiempo con ese bobo, y aguantar sus estupideces. ¡Pura cáscara! Al menos, en apariencia. Por dentro, resultó otra cosa.
Y en la sartén hacía mejor papel que arriba del muro.
Alicia agregó un poco más de sal al huevo frito, sacó un pan de su bolsillo y, alegremente, comenzó a comer.

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