UNA Y OTRA VEZ
José Luis Zárate
El hombre se arrojó sobre mi cuchillo una y otra vez, incapaz de detenerse, estremeciéndose cada vez que el acero lo penetraba, hasta que no pudo más.
La hoja, agotada, satisfecha, goteó sangre en el pavimento.
Por alguna causa nadie quiere creerme.
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