CENTRO
Edilberto Aldán
Siempre intuyó que era especial. Pensaba que el precario equilibrio del mundo lo tenía a él como fiel de la balanza, que la movilidad de esa maquinaria estaba subordinada a su existencia. Ahora sabe que no se equivocó. Se disuelven los contornos de la vida, las pastillas comienzan a surtir efecto. Lo último que escucha es el latido con que se apaga su corazón y el mundo, todo, deja de existir.
1 comentario:
Tão bonito e, de alguma forma bastante verdadeiro!
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