ALGUNAS COSAS NUNCA CAMBIAN
Walter D. Böhmer
Al calor de la nieve lo tapó el frío del sol, las sombras comenzaron a iluminar lentamente el azul profundo del campo. El hombre observaba la planicie de las montañas a lo lejos, mientras las secas lágrimas le subían por los pómulos; lo que iba a suceder, iba a suceder.
El arma humeante cayó a su mano, el hijo que esperaba se estremeció en el vientre al sentir a su madre caer con un hueco cuadrado en el pecho.
El niño supo: hay cosas que no cambiarán nunca.
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