CRISIS
Sergio Gaut vel Hartman
Cuando perdió el control del universo, Dios llamó por teléfono al Ateo.
—Probé de todo, pero no logro enderezarlo.
—No te puedo ayudar; sólo tengo dudas, ninguna certeza.
—Te lo regalo, entonces, ya que mis artes parecen inútiles. —El Ateo percibió un dejo de ironía en la voz de Dios, pero no estaba interesado en juegos intelectuales.
—Gracias; no es mi tema.
—¿Si lo dejara a la deriva? ¿Qué te parece?
—¿No estaba en control remoto? ¿Acaso el dolor y el sufrimiento eran todo el plan?
—Está perdido —dijo Dios, deprimido.
—No seas fatalista —replicó el Ateo—. Aunque a nuestra edad las fiestas pasen a cierta distancia de los burdeles podríamos ir a jugar a los dados. ¿A medianoche en el bar de Einstein?
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