LEYENDA
David Jorajuria
Los últimos dragones recortan sus siluetas en la Luna y un príncipe de castillo distante cabalga sobre la niebla de la mano de Morgana. Quizá si supiera que ella está cautiva, tan cerca, pudiera rescatarla.
Ella llora desde los acantilados y la lluvia se detiene en los surcos que las lágrimas hicieron en su rostro. No tiene cómo llamarlo y la luminosidad de que la dotó Merlín hace que él la confunda con las estrellas.
Pero sabe que vendrá, algún día, cuando esté próximo a cumplirse el tiempo y hayan de ser ciertas todas las profecías. Entonces la encontrará, y al oír su nombre el valiente caballero se irá decepcionado de saber que Excálibur no era el nombre de una espada.
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