LOS OJOS
José Luis Zárate
Los cuentos se le convertían, siempre, en pesadillas. Pero las pesadillas parecen otra cosa bajo el sol y la vigilante mirada de las madres, que no entendían la magia del diácono. La oscura diversión. Alicia supo que había amor en esas palabras, pero el amor era una pesadilla. No podía avanzar. Pero tampoco permanecer estático. Por ello le regaló una imagen. Dejó caer el vestido en la inocente sesión de fotografía. Sólo él lo supo. Así ambos temían cerrar los ojos en la noche, por lo que vendría, y ambos fueron felices con su secreto.
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