NI UNO
José Luis Zárate
Pero nadie hablaba de las agotadoras sesiones de solfeo, las deplorables condiciones, sin un micrófono, en medio del calor y la humedad (fatales para la garganta), la falta de partituras, el mínimo vestuario, lo difícil que es mantener esa calidad excepcional del canto. Todo era Odiseo esto, Odiseo lo otro y nadie se molestaba en brindarles un mísero aplauso.
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