QUELONIO
Sergio Gaut vel Hartman
—Señor Juez: quiero presentar una queja formal.
—Ah, faltaba usted.
—Me explotan de un modo alevoso.
—Explíquese.
—Además de trabajar en la fábula de Esopo y la paradoja de Aquiles, que son agotadoras porque hay que correr, me pusieron en
Galápagos de Vonnegut, en un montón de cuentos de piratas como isla caribeña,
El oráculo de la tortuga, de Francisco Balbuena, que ni siquiera leí,
El canto de las tortugas, de Javier Tomeo, que tampoco tuve el gusto,
Doscientas recetas para preparar tortugas de Bernardita Tragatutti, que espero no tener que...
—¡Deténgase! Ya entiendo. ¿Qué pretende?
—Ya que estoy en el baile, ganar unas monedas trabajando en
La Ilíada y en
La liebre, de Aira.
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