martes, 15 de julio de 2008

Laura - Doris Camarena


LAURA
Doris Camarena

Nadie puede resistirse a Laura. Desde pequeña fue así. Conquistaba a las niñeras y a los profesores. Luego, ya adolescente, los muchachos se enamoraban con que les dedicara una sonrisa. Aún ahora, siempre hay algún hombre tocando a la puerta con un ramo de flores u otro regalo. A todos les damos pretextos mi madre y yo, les inventamos un padre celoso o un hermano energúmeno. Algunos no saben qué hacer y dejan los regalos para mí, aunque es obvio que no les gusto como ella. Luego siguen rondando la casa varios días hasta que les decimos la verdad. Ninguno nos cree hasta que les mostramos las fotos de los periódicos que reseñaron hasta el cansancio la muerte de Laura.

1 comentario:

La Nínfula dijo...

Qué envidia de la tocaya muerta... su texto me hace reflexionar sobre las obsesiones que tenemos los humanos (tenemos y no tienen, porque en estos momentos me enfrento a dicha obsesión)...
Vaya, con su permiso tomaré su texto (claro con su nombre [no le robaré el crédito, no se preocupe]), puesto que refleja mi situación actual: Creer que algo sigue vivo cuando lleva meses muerto, la ilusión de volverlo a ver y...
Saludos