PASEO NOCTURNO
José Luis Vasconcelos
La noche era pacífica. La luna estaba en su sitio. Los parques rezumaban serenidad. Era hermoso disfrutar nuevamente de todo eso. Recordó mañanas luminosas, tardes nostálgicas y paseos nocturnos inolvidables.
No podía suspirar, ni bendecir. Sólo estar: así, flotó sin prisas y una sonrisa atisbó mientras se desvanecía. Antes de volverse aire murmuró algo al oído del viento y éste, presuroso, dispersó la confidencia por toda la ciudad:
Los fantasmas también sienten nostalgia.
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